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La banca tendrá que categorizar de forma eficaz la deuda para minimizar el impacto en provisiones

MADRID, 10 (EUROPA PRESS)

El previsible aumento de la morosidad obligará a las entidades financieras a gestionarla de la manera más eficiente, identificando de manera temprana carteras que puedan ser adecuadas y así minimizar el impacto en provisiones, como categorizando eficazmente la deuda impagada con el objetivo de optimizar el recobro.

Así lo pone de manifiesto el informe sobre tendencias de crédito correspondiente a 2020 elaborado por Equifax y Asnef, que confirma que todavía existe un entorno de alta incertidumbre que afecta a la morosidad y que empeorará a medida que se vaya produciendo el vencimiento de algunas de las medidas de estímulo adoptadas.

De la misma forma, prevé un empeoramiento del perfil de la nueva demanda de crédito, por lo ve necesario disponer de información “más rica y diversa”, que ayude a los gestores de riesgos a identificar los colectivos más vulnerables y, a la postre, poder gestionar mejor sus carteras.

“Durante 2020, la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 ha tenido un impacto negativo en la economía que, con unas consecuencias todavía sin desvelar en su totalidad, hace necesario tener una vigilancia estrecha de las carteras crediticias”, precisa el documento.

Desde el punto de vista de la evolución global del stock de saldo dudoso, se observó una reducción continuada durante el año 2019, tendencia que cambió de signo desde el inicio del pasado ejercicio, aunque con cierta ralentización desde mitad de año consecuencia de las ayudas llevadas a cabo por el gobierno como las moratorias en el pago de ciertas obligaciones o los préstamos ICO.

Por su parte, la evolución del stock de saldo dudoso no ha sido homogénea, mostrando una tendencia diferente dependiendo del tipo de producto y mercado.

Poniendo el foco en personas físicas del vertical de banca, la deuda hipotecaria ha mantenido una ligera tendencia decreciente y la financiación al consumo al contrario, mostrando un aumento constante desde 2019, exceptuando el habitual saneamiento de carteras de cada cierre de año.

También se observa que se ha producido un aumento de antigüedad de la deuda, en especial en las carteras de financiación al consumo, aspecto que minimiza en la fase de recobro.

Por otro lado, la demanda de crédito durante el periodo de confinamiento disminuyó sensiblemente en comparación con el mismo periodo del año anterior, consecuencia del parón de la actividad económica. Aunque volvió a niveles habituales durante el periodo estival, no igualó la situación de cierre de 2019, señala el informe.

Equifax y Asnef señalan que el perfil de riesgo presentó un buen comportamiento durante el año 2019, pero cambió de tendencia a partir de la declaración del estado de alarma en marzo de 2020, evidenciando así el empeoramiento del perfil de la demanda. “Este aspecto deberá ser objeto de un seguimiento cercano”, remarcan.

Finalmente, el informe recoge que el recobro se vio afectado, pero indica que tras la vuelta a la ‘nueva normalidad’ recuperó niveles habituales incluso superando a éstos al final del ejercicio 2020.


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