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Sebastián se presentó ante el juez como víctima de “un vapuleo mediático continuado” por el ‘Proyecto Trampa’

“Nunca” se sintió espiado ni vigilado pero sí advirtió una “amenaza” de González al despedirlo

MADRID, 26 (EUROPA PRESS)

El ex ministro de Industria Miguel Sebastián reivindicó, ante el juez que investiga la supuesta contratación por parte del BBVA del entonces comisario José Manuel Villarejo para frustrar el desembarco de Sacyr en el banco, su estatus de perjudicado por este ‘Proyecto Trampa’, denunciando que sufrió “un vapuleo mediático continuado” que afectó tanto a su carrera profesional como a su vida personal.

Así se expresó en la declaración como testigo que hizo el pasado 14 de abril ante el juez instructor de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, a la que ha tenido acceso Europa Press, dada su condición de director general de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno en la época en la que habría producido este espionaje empresarial a cargo de Villarejo.

A preguntas de la Fiscalía, que le interrogó las razones por las que en 2019 intentó personarse como perjudicado en este caso, Sebastián afirmó que lo fue en “una triple vertiente”. En primer lugar, enumeró, “ha sido un vapuleo mediático, no solo en mi etapa como político sino en la etapa incluso posterior, o sea, un vapuleo mediático continuado en muchos frentes”.

“En segundo lugar, porque me ha perjudicado en mi vida profesional, que se ha visto muy limitada. Yo tenía una carrera profesional antes de entrar en política y, a la salida de la política, al contrario de lo que le ocurre a muchos de mis colegas europeos o del mundo, mi trayectoria profesional se ha visto completamente truncada”, señaló.

Por último, se refirió a sí mismo como “el primer caso de ‘outing’ de la historia de España”, explicando que el ‘outing’ consiste en “revelar la condición de homosexual de una persona que no quiere que sea revelada públicamente. Esto, subrayó, fue “lo más desagradable”. “Me gustaría que fuera el último” caso, apostilló el ex dirigente socialista.

EN PLENA “EFERVESCENCIA ECONÓMICA”

Sebastián situó la operación Sacyr-BBVA en el contexto de “una efervescencia económica y empresarial muy elevada, con burbujas de todo tipo”, donde se cocinaban numerosas operaciones de las que se informaba a Moncloa.

El movimiento entre la constructora y el banco llegó a sus oídos por boca de Vicente Benedito. “Me dijo, queremos ir a verte porque queremos que informes al presidente de una operación que creemos que es importante”, narró. Según Sebastián, hubo una primera reunión hacia el verano de 2004, en la que Benedito y el entonces presidente de Sacyr, Luis del Rivero, le expusieron el plan. “Les recibí y escuché”, apuntó, describiendo una charla “muy genérica”.

Ya después del periodo estival, hubo un segundo encuentro, cuando ya “sí que estaba la operación más en marcha”, por lo que –según declaró– Sebastián les aconsejó que se entrevistaran con el vicepresidente económico del momento, Pedro Solbes, si bien negó que les pusiera directamente en contacto: “No hacía falta, les iba a recibir, como imagino que ocurrió”.

Sebastián aclaró que no tuvo ninguna participación directa en esta operación, dado que su trabajo en aquella época se limitaba a “transmitir esa información al presidente del Gobierno, que era lo que ellos buscaban”. Aún así, recalcó que en esta maniobra empresarial, a diferencia de otras, el Ejecutivo “no tenía nada que decir”.

PINCHAZOS TELEFÓNICOS

Otro de lo asuntos por los que le preguntó el fiscal fue una conversación telefónica sobre la maniobra empresarial que habría tenido en su despacho como jefe económico de Moncloa en presencia de la entonces vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, con Ignacio Ruipérez –que hacía estudios económicos para el Santander cuando Sebastián estaba en un cargo similar en BBVA–.

Villarejo transcribió esta charla en uno de sus informes para BBVA, por lo que el fiscal buscaba averiguar si eran meras “invenciones” del ex comisario o si realmente espió a Sebastián. “Yo nunca he sido consciente de que me estaban espiando el teléfono, sobre todo porque era un teléfono de Presidencia del Gobierno”, contestó, haciendo hincapié en que desde entonces no ha cambiado su número, algo que –razonó– habría hecho si creyera que estaba comprometido.

Tampoco tuvo la sensación de que le vigilaran. “Nunca”, respondió tajante. “Es verdad que yo vivía muy cerca de Moncloa, decía en broma que me podía tirar en bicicleta desde mi casa a Moncloa y llegar sin pedalear, pero nunca me sentí seguido, y la verdad es que mi vida era de Moncloa a mi casa, de mi casa a Moncloa, y poco más”, ilustró.

En cualquier caso, Sebastián tildó de “imposible” que se hubiera producido esa u otra conversación telefónica en su despacho estando delante De la Vega, porque la vicepresidenta primera solo fue a su oficina una vez, de forma “excepcional”, para expresarle el pésame por la muerte de su hermano.

EL ‘NO’ DEL BANCO DE ESPAÑA

Sebastián achacó el fracaso de la operación a que “los que la llevaron a cabo decidieron retirarse” porque “dijeron que querían la autorización del Banco de España y el Banco de España no se la autorizó”.

Esta versión contrasta con la ofrecida el mismo día por Del Rivero, que declaró ante el juez que cuando la constructora decidió abortar el intento de entrar en el Consejo de Administración de BBVA lo hizo por miedo después de que ardiera la Torre Windsor el 12 de febrero de 2005.

Otro testigo, el ex directivo de BBVA José Domingo de Ampuero, también declaró ese día que fue en enero de 2005 cuando Del Rivero le comentó que “tiran la toalla”, por lo que el hecho de que el Windsor se incendiara no habría sido tan determinante, ya que se produjo en febrero.

LAS AMENAZAS DE ‘FG’

Con todo, Sebastián se mostró como víctima de una “bruta campaña mediática” en la que su esfera privada fue “pisoteada”. “Y lo peor es que esto no ha sido por motivos ideológicos. Esto ha sido por dinero”, añadió. En este sentido, aseguró que “no tenía ni idea” de que la campaña obedeciera a “motivos empresariales”. “Yo creía que era parte de la política, no que venía de ‘FG'”, el ex presidente de BBVA, Francisco González, dijo.

Preguntado por el fiscal si alguien dentro de BBVA podría tener interés en investigarlo, Sebastián manifestó que “desde luego no era consciente de que tuviera enemigos” en el seno de la entidad financiera, ya que a día de hoy aún mantiene relación con trabajadores del banco, al que se refirió como su “casa”.

No obstante, rememoró un pasaje que tuvo lugar en 2003, cuando González le despidió como director del Servicio de Estudios de BBVA. Sebastián quiso saber el porqué y González le espetó que “no tenía que dar ningún tipo de explicación”, limitándose a indicar que el banco había decidido “prescindir de tus servicios”.

Pero la conversación no quedó aquí, pues –según contó– al término de la misma González le dijo algo que le sonó a “amenaza”: “Ojo con lo que dices de nosotros, porque nosotros podemos decir muchas cosas de ti”, a lo que Sebastián contestó: “Puedes decir de mí lo que quieras”.

El ex ministro socialista confesó que sigue sin entender esa “amenaza” porque nunca habría atacado al BBVA. “La verdad es que me dejó muy sorprendido porque yo siempre había creído que había tenido buena relación con él”, confesó.

Asimismo, se mostró indignando porque su padre, agente de Bolsa, habría ayudado a González en sus primeros años y entre ellos había una relación cordial. “Ahí se equivocó”, concluyó sobre su padre y la opinión que tenía del presidente de BBVA, acusando a este último de implantar un régimen “presidencialista” en la entidad financiera.


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