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Los donantes, ante el reto de responder a la incesante crisis migratoria venezolana

Apenas se han recaudado un 6 por ciento de fondos y la ONU teme que se convierta en una “crisis olvidada”

MADRID, 15 (EUROPA PRESS)

Alrededor de 5,6 millones de venezolanos se han visto forzados a emigrar en los últimos años. La crisis migratoria, equiparable solo a nivel mundial con la de Siria, vuelve a protagonizar este jueves una conferencia de donantes obligados a recordar que, cada día, unas 2.000 personas siguen cruzando las fronteras del país sudamericano.

Canadá ejerce de anfitriona de este nuevo foro, heredero del que auspiciaron en mayo de 2020 España y la Unión Europea y que logró recaudar 595 millones de euros –los organizadores elevaron el dato hasta los 2.500 millones teniendo en cuenta préstamos y otras ayudas financieras–. La ONU estima que este dinero permitió mejorar la vida de 3,18 millones de refugiados venezolanos, de los cuales 1,9 millones recibieron ayuda alimentaria y 1,2 millones asistencia sanitaria.

El Plan de Respuesta Humanitaria para 2021, que plantea que este año la población necesitada ascienda a 8,13 millones, cifra en 1.440 millones de dólares (unos 1.190 millones de euros) el dinero necesario para atender las necesidades no solo de los migrantes, sino también de la población de las zonas de acogida –en total, 3,3 millones de personas–.

La ONU estima en dicho plan que hay más de 7 millones de personas necesitadas de ayuda y plantea que sean más de 8 millones a finales de año, lo que evidencia que la pandemia de COVID-19 no solo ha exacerbado las carencias de estas poblaciones vulnerables, sino que tampoco ha impedido que la gente siga saliendo de forma más o menos constante de Venezuela.

Pese al cierre fronterizo en vigor desde hace más de un año, “la gente sigue cruzando”, sentenció la semana pasada la responsable del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para Venezuela, Marie-Helene Verney. Aunque es difícil hacer una estimación precisa, dado que parte de los migrantes utilizan los pasos irregulares o ‘trochas’, “alrededor de 2.000 venezolanos” han llegado de media al día en Colombia en las últimas semanas.

YA NO SON AUTOSUFICIENTES

De los más de 5,6 millones de venezolanos que han abandonado su país desde 2015, unos 2,5 millones han recalado en la región, donde la mayoría de los migrantes –entre el 80 y el 85 por ciento– eran autosuficientes, hasta que la pandemia hizo saltar por los aires cualquier mínima estabilidad, sobre todo para todos aquellos que no tenían su situación regularizada.

El responsable para las Américas del Ministerio de Exteriores de Canadá, Michael Grant, planteó durante la presentación de la conferencia un “crudo” escenario: “Más de la mitad (de los migrantes) no tiene suficiente para comer, entre el 80 y el 90 por ciento ha perdido su fuente de ingresos”.

En el ámbito estrictamente social, uno de los grandes desafíos pasa por atender a los menores de edad. Uno de cada cuatro se separa de su familia durante el viaje, uno de cada tres se acuesta con hambre por las noches y cerca de dos terceras partes no han podido seguir con sus estudios.

La preocupación se extiende también a la situación de las mujeres y las niñas, potenciales víctimas de violencia de género y sexual. Los casos de violencia aumentaron en Colombia durante la pandemia más de un 41 por ciento y los feminicidios se dispararon casi un 70 por ciento, según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.

UNA CRISIS OLVIDADA

La conferencia que organiza Canadá tiene entre sus objetivos no solo recaudar fondos y analizar las necesidades prioritarias, sino también identificar futuras acciones para garantizar que la situación no se enquiste lejos de los grandes focos de atención mediática y política, uno de los riesgos recurrentes en contextos en los que la solución definitiva se atisba lejana.

El enviado de ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Eduardo Stein, ha advertido en una nota de que, con el “éxodo” ya “prolongado en el tiempo”, existe el riesgo de que se convierta en una “crisis olvidada”, pero ha recalcado que el futuro de millones de personas se pone en juego en conferencias como la de este jueves.

“La solidaridad y el compromiso son más necesarios que nunca para garantizar la entrega continuada de asistencia”, ha dicho Stein, quien ha incidido en que la responsabilidad no puede recaer solo en los países de la región, sino que la comunidad internacional debe también desempeñar su papel. “La falta de fondos dejaría a cientos de miles de personas sin protección, con pocas opciones para reconstruir una vida en dignidad”, ha añadido.

El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), incluyó en mayo a Venezuela en su informe anual sobre crisis olvidadas, en el cuarto puesto a nivel mundial. La ONG recordó que la emergencia persiste y no solo fuera de las fronteras venezolanas, ya que dentro una de cada tres personas sufren inseguridad alimentaria y un 30 por ciento de niños están desnutridos.

La directora del NRC en Colombia, Dominika Arseniuk, ha apelado igualmente en un nuevo comunicado a la responsabilidad de la comunidad internacional ante una de las crisis migratorias “con más falta de fondos del mundo”, por lo que atisba el foro de Canadá como un posible punto de inflexión.

En concreto, de los más de 1.440 millones de dólares requeridos este año dentro del plan de respuesta, que aglutina los proyectos y objetivos de 159 organizaciones, solo se habría recaudado un 6 por ciento, según estimaciones de la ONU.


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