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Miguel Sebastián prevé “más recuperación” económica en España que en otros países “aunque a algunos les moleste”

LOGROÑO, 4 (EUROPA PRESS)

El economista y exministro de Industria, Comercio y Turismo entre 2008 y 2011 en el Gobierno Zapatero Miguel Sebastián ha apuntado este viernes en Logroño que la previsión para la economía española a corto plazo no contempla una recesión, sino que, al contrario, es que tenga “más recuperación” que en otros países, “aunque a algunos les moleste”.

Así lo ha afirmado Sebastián durante su intervención en el Foro Económico Diario La Rioja, en el que ha disertado sobre ‘Perspectivas económicas en tiempos de incertidumbre’. Una situación que el experto ha analizado tanto en España como a nivel global, y tanto a corto como a largo plazo.

En este sentido, sobre la situación a largo plazo en el mundo, se ha referido a un crecimiento “que ha sido una barbaridad” en los últimos 60 años, pero que ha sido “un crecimiento muy desigual” y que, especialmente en los últimos tiempos, refleja un cambio de tendencia, “con pérdida de peso de Estados Unidos, Europa o Japón”, mientras que Latinoamérica “está en declive” y África “se estanca”.

Por contra, crecen Asia, con China a la cabeza, Europa del Este y Oriente Medio. En concreto, en el caso chino, Sebastián ha apuntado que “en 10 ó 20 años va a ser la primera potencia mundial”. “El centro de gravedad de la economía mundial se está desplazando, el meollo de la economía está ahora en el Pacífico, y es ahí donde hay que poner el foco”, ha advertido.

La cuestión, ha reseñado, “es que, cuando hay una potencia decadente, como Estados Unidos, y otra emergente, como China, y se cruzan, es una situación de grandes conflictos”, lo que ha considerado “probablemente” como la fuente de la actual situación mundial.

Un cambio de poderes que supone que “si hubiera elecciones ahora mismo en el mundo, el presidente sería chino y el vicepresidente, africano”. “Y esa va a ser la tendencia a partir de ahora”, ha remarcado, haciendo además referencia a la situación demográfica “que habrá que tener en cuenta para las futuras políticas económicas, de inmigración o hasta de seguridad”.

Respecto a la situación global a corto plazo, Miguel Sebastián se ha remitido a lo provocado por la pandemia y por la guerra, que nos ha conducido, sobre todo, a la inflación disparada. Un índice, ha afirmado el economista, ante el que “rebajar impuestos para luchar contra la inflación es un sin sentido, un disparate económico”.

Y el contexto de conflicto bélico también produce, en sus palabras, “que haya unos países que ganan con la guerra”, entre los que ha citado Estados Unidos, los países del Golfo Pérsico, Argelia, Nigeria o Venezuela, y otros pierden, “Ucrania, evidentemente, pero también Europa y hasta Rusia, con todas las sanciones que se están imponiendo a su economía”.

Con todo, ha señalado que “parece que se ha alcanzado el techo de los precios”, en energía y en materias primas, aunque ha incidido en que “la clave es cómo se va a salir de la guerra” y ha considerado que “nadie va a ganar militarmente”, por lo que se ha mostrado convencido de que “llegará un momento en el que Rusia se tendrá que sentar a negociar”.

LA ECONOMÍA ESPAÑOLA.

En cuanto a la economía española, en general, Miguel Sebastián ha señalado que en España “que va a haber crecimiento económico, es seguro; que vaya a haber recesión, es descartable; y que se pueda producir un racionamiento de la energía, veremos, de momento, hay reservas y contratos, los problemas podrán venir cuando todo eso se acabe, para 2024, si es que para entonces aún sigue la guerra”.

Sobre la situación a largo plazo, ha insistido en que “las previsiones trimestrales ahora mismo no hacen pensar en una recesión” y más, teniendo en cuenta “los datos espectaculares del empleo”. Ha vaticinado “una inflación en torno al 6 por ciento” para final de este año y en torno a un 2 por ciento el año que viene “si todo se arregla”.

Ha reclamado, además, “la necesidad de un pacto de rentas” que incluya tanto los salarios como las pensiones o los precios, pero que, básicamente, “no se fundamente en la inflación pasada, sino en las previsiones de inflación, esa es la clave” y ha recordado, por ejemplo, que así se hizo en los Pactos de la Moncloa.

“Quizá no haya pactos de renta como los de la Moncloa -ha añadido- pero sí puede haber pactos implícitos en el diálogo social, hay que extremar el diálogo social, pero incluyendo siempre todo, también pensiones y márgenes empresariales en ese pacto”.

Y, en la España a corto plazo, ha detectado varios problemas, comenzando por la deuda “no tanto en el sector privado como en las diferentes administraciones”, por lo que ha abogado por “eliminar las duplicidades y la burocracia”; la “dependencia energética”, en la que ha subrayado que “la excepción ibérica debe ser algo temporal”; y “el bajo crecimiento de la productividad”.

Precisamente, un problema éste que, en sus palabras, requiere “reformas desde hace tiempo” en temas como el desempleo estructural; el envejecimiento de la población “que no se supera con inmigración o con más natalidad y sí con el retraso en la edad de jubilación”.

También ha apuntado la pérdida de peso del sector industrial, porque “no podemos ser solo un país de servicios y construcción”; la “escasa” cultura del ahorro, “clave para el desarrollo futuro” y a la que “la fiscalidad no ayuda”; la calidad institucional “que requiere una mejora”; y las desigualdades sociales “que pueden dar problemas en el futuro”.

Especial hincapié ha hecho, por último, en la necesidad de fomentar la formación y, sobre todo, “el espíritu emprendedor” entre los jóvenes españoles, y, para ello, ha defendido que “lo primero es poner en valor las empresas, no se puede tener una cultura de que la empresa es el enemigo, hay que mimar a las empresas”.

“Y tampoco hay que quedarse en que todas sean pymes, deben crecer para tener más modernización e innovación. Cualquier país se enorgullece de sus empresas, y de sus empresas grandes, pero aquí no, aquí se demonizan. Y hay que ir justo al contrario”, ha concluido Sebastián, quien, también en materia educativa ha reclamado “un pacto por la educación, es un horro que la ley cambie con cada Gobierno”.


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