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Investigadores del MIT descubren cómo reducir la difusión de ‘fake news’ en Internet

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MADRID, 18 (EUROPA PRESS)

Un nuevo estudio realizado por académicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha comprobado que la mayoría de las personas que comparten noticias falsas en línea lo hacen sin querer y que sus hábitos de compartir pueden modificarse mediante recordatorios sobre la precisión. Cuando se muestran tales recordatorios, puede aumentar la brecha entre el porcentaje de noticias verdaderas y noticias falsas que las personas comparten en línea, como se muestra en los experimentos en línea que desarrollaron los investigadores y que publican en la revista ‘Nature’.

“Hacer que la gente piense en la precisión los hace más exigentes a la hora de compartir, independientemente de la ideología –dice el profesor del MIT David Rand, coautor del estudio–. Y se traduce en una intervención escalable y fácilmente implementable para plataformas de redes sociales”.

El estudio también indica por qué las personas comparten información falsa en línea. Entre las personas que compartieron una serie de noticias falsas utilizadas en el estudio, alrededor del 50 por ciento lo hizo debido a la falta de atención, relacionada con la forma apresurada en que la gente usa las redes sociales; otro 33 por ciento se equivocó acerca de la precisión de las noticias que vieron y las compartió porque (incorrectamente) pensaron que era verdad; y alrededor del 16 por ciento compartió a sabiendas titulares de noticias falsos.

“Nuestros resultados sugieren que la gran mayoría de las personas de todo el espectro ideológico quieren compartir sólo contenidos precisos –afirma Rand, profesor de la MIT Sloan School of Management y director del Laboratorio de Cooperación Humana y del Equipo de Cooperación Aplicada del MIT Sloan–. No es que la mayoría de la gente se limite a decir: ‘Sé que esto es falso y no me importa'”.

Los observadores han ofrecido diferentes ideas para explicar por qué las personas difunden contenido de noticias falsas en línea. Una interpretación es que la gente comparte material falso para obtener ganancias partidistas o para llamar la atención; otro punto de vista es que las personas comparten accidentalmente historias inexactas porque están confundidas. Los autores plantean una tercera posibilidad: la falta de atención y el simple hecho de no detenerse y pensar en la precisión.

El estudio consta de múltiples experimentos, en los que se utilizaron más de 5.000 encuestados de Estados Unidos, así como un experimento de campo realizado en Twitter. El primer experimento de la encuesta pidió a 1.015 participantes que calificaran la precisión de 36 historias noticiosas (según el título, la primera oración y una imagen) y que dijeran si compartirían esos elementos en las redes sociales. La mitad de las noticias eran verdaderas y la otra mitad falsas; la mitad eran favorables a los demócratas y la otra mitad a los republicanos.

En general, los encuestados consideraron compartir noticias falsas pero alineadas con sus puntos de vista el 37,4 por ciento de las veces, a pesar de que consideraban que esos titulares eran precisos solo el 18,2 por ciento de las veces. Y, sin embargo, al final de la encuesta, una gran mayoría de los participantes del experimento dijeron que la precisión era muy importante cuando se trataba de compartir noticias en línea.

Pero si la gente es honesta sobre la valoración de la precisión, ¿por qué comparten tantas historias falsas? El balance de evidencia del estudio apunta a la falta de atención y un déficit de conocimiento, no al engaño.

Por ejemplo, en un segundo experimento con 1.507 participantes, los investigadores examinaron el efecto de desviar la atención de los usuarios hacia el concepto de precisión. Antes de decidir si compartirían titulares de noticias políticas, se pidió a la mitad de los participantes que calificaran la precisión de un titular no político aleatorio, enfatizando así el concepto de precisión desde el principio.

Los participantes que no realizaron la tarea de calificación de precisión inicial dijeron que era probable que compartieran alrededor del 33 por ciento de las historias reales y el 28 por ciento de las falsas. Pero aquellos a quienes se les dio un recordatorio de precisión inicial dijeron que compartirían el 34 por ciento de las historias verdaderas y el 22 por ciento de las falsas. Dos experimentos más replicaron estos resultados utilizando otros titulares y una muestra más representativa de la población de Estados Unidos.

Para probar si estos resultados podrían aplicarse en las redes sociales, los investigadores realizaron un experimento de campo en Twitter.

“Creamos un conjunto de cuentas de bots y enviamos mensajes a 5.379 usuarios de Twitter que compartían regularmente enlaces a sitios de información errónea –explica Mohsen Mosleh, profesor de la University of Exeter Business School y afiliado de investigación en MIT Sloan–. Al igual que en los experimentos de la encuesta, el mensaje preguntaba si un titular aleatorio no político era exacto, para que los usuarios pensaran en el concepto de precisión”. Los investigadores encontraron que después de leer el mensaje, los usuarios compartían noticias de sitios de noticias de mayor calidad, según lo juzgaron los verificadores de datos profesionales.

Un experimento de seguimiento final, con 710 encuestados, arrojó luz sobre la persistente pregunta de por qué la gente comparte noticias falsas. En lugar de simplemente decidir si compartir los titulares de las noticias o no, se pidió a los participantes que primero evaluaran explícitamente la precisión de cada historia. Después de hacer eso, el porcentaje de historias falsas que los participantes estaban dispuestos a compartir se redujo de alrededor del 30 al 15 por ciento.

Debido a que esa cifra se redujo a la mitad, los investigadores pudieron concluir que el 50 por ciento de los titulares falsos compartidos anteriormente se habían compartido debido a una simple falta de atención a la precisión. Y los participantes creían que alrededor de un tercio de los titulares falsos compartidos eran ciertos, lo que significa que alrededor del 33 por ciento de la información errónea se difundió debido a la confusión sobre la precisión.

El 16 por ciento restante de las noticias falsas se compartió a pesar de que los encuestados las reconocieron como falsas. Esta pequeña minoría de casos representa el tipo de intercambio deliberado de información errónea de alto perfil y “posverdad”.

“Nuestros resultados sugieren que, en general, las personas están haciendo lo mejor que pueden para difundir información precisa –señala Ziv Epstein, candidato a doctorado en el MIT Media Lab–. Pero el diseño actual de los entornos de redes sociales, que puede priorizar la participación y la retención de usuarios sobre la precisión, se apila en contra de ellos”.

Aún así, piensan los académicos, sus resultados muestran que algunas soluciones simples están disponibles para las plataformas de redes sociales. “Una receta es poner ocasionalmente contenido en los feeds de las personas que prepara el concepto de precisión”, dice Rand.

“Mi esperanza es que este documento ayude a inspirar a las plataformas a desarrollar este tipo de intervenciones –añade–. Las empresas de redes sociales por diseño han centrado la atención de las personas en el compromiso. Pero no solo tienen que prestar atención al compromiso, también puede hacer cosas proactivas para volver a centrar la atención de los usuarios en la precisión”.

El equipo ha estado explorando posibles aplicaciones de esta idea en colaboración con investigadores de Jigsaw, una unidad de Google, y espera hacer lo mismo con las empresas de redes sociales.


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